Sebastián Celestino Pérez, Cancho Roano. Un santuario tartésico en el valle del Guadiana y Esther Rodríguez González, El final de Tarteso. Arqueología Protohistórica del Valle Medio del Guadiana

Francisco Gracia Alonso (ES) ORCiD

PYRENAE, vol. 54 núm. 2 (07.2023) (p. 198-202)

DOI: 10.1344/Pyrenae2023.vol54num2.11

Sin duda, por su impacto científico y mediático, la principal aportación al estudio de la protohistoria peninsular durante los últimos años corresponde a la investigación de la periferia de Tarteso. Las intervenciones en el yacimiento de Casas de Turuñuelo (Badajoz), premio nacional de arqueología de la Fundación PALARQ en 2018, están permitiendo demostrar las características de las fases finales del mundo tartésico en Extremadura a principios del siglo iv a. C. Una cultura tartésica sin duda alejada de los elementos estructurales, sociales, económicos, ideológicos y políticos que la definieron en sus inicios al sumarse los elementos locales con el impacto cultural, poblacional y económico derivados de la dinámica colonial fenicia en el área de los cursos medio y final del Guadiana y Guadalquivir, y amplios territorios adyacentes en las actuales provincias de Cádiz y Huelva, así como en el sur de Portugal. Aunque la investigación en dichas áreas se ha demostrado fructífera en los últimos años —por ejemplo, con la excavación y revisión del yacimiento de El Carambolo (Sevilla)—, lo cierto es que ha sido en el área pacense donde de forma más constante se ha mantenido el impulso de la investigación desde la década de 1970 a partir, por ejemplo, de los trabajos dirigidos por Juan Maluquer de Motes en Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz), o Martín Almagro Gorbea en la necrópolis de Medellín.