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A
lberto
S
antos
C
ancelas
El Hércules de Santa Tegra y el
middle-ground
de la religión castreña
PYRENAE,
núm.
46
vol.
1
(2015)
 ISSN: 0079-8215 EISSN: 2339-9171 (p. 87-107)
comprensión de episodios como el de Gerión. Por consiguiente, al difundir su culto, esta-
rían autorrepresentando una identidad de sí mismas que las aproximaría a la romana.
26
Si
Hércules es un héroe civilizador, y estas élites se vinculan a su culto, es bastante probable
que estén redefiniendo con ello su memoria y mitos fundacionales.
27
¿De qué otro modo
podrían haber aceptado una deidad nueva dentro de su sistema religioso? (Le Roux, 2009:
268). Podemos aceptar que así buscaban recrear una identidad étnica, de estatus o ambas,
que los vincularía a unos orígenes mediterráneos a través de uno de los viajes civilizadores
de Hércules, quizá el mismo episodio de Gerión.
Pero en este modelo hipotético hablamos en todo momento de una redefinición, no
de una ruptura con la realidad anterior. Dejando de lado que la religión es una realidad
extremadamente retardatoria, sobre todo en lo que concierne a los orígenes de un grupo,
el culto a Hércules presentaría el interés de ofrecer un elemento de continuidad en la reli-
giosidad de las comunidades locales. A la luz de toda una serie de testimonios, como los
que nos ofrecen los guerreros galaicolusitanos (Rodríguez Corral, 2012; Santos Cancelas,
2013: 83-105),
monumentos de
forno
(Rodríguez Corral, 2009: 182-193) y las mismas fuentes
clásicas sobre la práctica de ritos guerreros en el noroeste (García Quintela, 1999: 154-
176), a día de hoy estamos bastante seguros de que, al menos en el Hierro Final (Santos
Cancelas, 2014: 22-24), existió un importante énfasis, en la zona meridional castreña, en
una ideología de tipo guerrero (González García, 2009) encaminada a la construcción de
un
ethos
agonístico (
cf.
Sopeña, 1995). Sobre este
ethos
las élites legitimarían su posición
social dominante, redundando en la sobredimensión de la importancia de una identidad
androcéntrica basada en la
virtus
guerrera (Santos Cancelas, 2013: 95). Con esto en mente,
podemos entender el atractivo que supondría incorporar la figura de Hércules a los cultos
locales para redefinir el pasado de estas comunidades, ya que se trata de una deidad que
en lo sustancial no alteraba las dinámicas sociales operativas en el Hierro Final. A través
de su papel como guerrero, patrón de la juventud en armas, y asociado a una carrera de
promociones heroicas, el dios fomentaría un culto que continuaría justificando ante la
comunidad la ideología guerrera y las identidades androcéntricas a través de las que la
élite local legitimaba su poder, y que, por tanto, no requería el olvido o la incorporación
de nuevos esquemas dentro de su universo simbólico, ni generaba un tipo de recuerdo
contrapresente (Assmann, 2011: 52, 75-77) que pudiera suponer un complejo proceso
de renegociación del poder en las identidades de estatus locales (Assmann, 2011: 68-70).
Estaríamos ante un complejo proceso de resignificación de la memoria cultural de
estas comunidades (
ibidem
; Derks y Roymans, 2009: 4; Roymans, 2009: 232) en el que la
26.
¿Por qué si no habrían de seleccionar esta deidad en lugar de otras atestiguadas en la zona costera del noroeste
a través de la epigrafía, como Neptuno (CIRG II, 126) o Mercurio (CIRG II, 138, 140)?
27.
En un proceso que Gehrke (2000) ha denominado «historia intencional». Según este autor las identidades de
tipo étnico, pese a verse sujetas a constantes cambios y reformulaciones para explicar satisfactoriamente sus
respectivos presentes cambiantes o actualidades, nunca reconocen estos cambios al presentarse como conti-
nuadoras de un pasado fundacional, que piensan retrospectivamente con los rasgos de su presente. Coincide
con la figura del recuerdo de la reconstructividad propuesta por Assmann (2011: 46), que se resume en que el
pasado es un constructor cultural que
siempre
se piensa desde el presente.