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A
lberto
S
antos
C
ancelas
El Hércules de Santa Tegra y el
middle-ground
de la religión castreña
104
PYRENAE,
núm.
46
vol.
1
(2015)
 ISSN: 0079-8215 EISSN: 2339-9171 (p. 87-107)
nes locales de crear una nueva definición de sí mismas. En esta definición desempeñaban
un papel determinante sus ascendencias ideales castreñas y mediterráneas. Por tanto, la
utilización de los conceptos de
middle-ground
y
third space
nos permite una compresión más
profunda y completa de un contexto que, en términos generales, se tiende a simplificar
con esquemas predefinidos para poder postular la supervivencia inalterada de cultos, un
dudoso instrumento para el conocimiento de la realidad religiosa prerromana.
Naturalmente, este trabajo no puede ni aspira a agotar todas las posibilidades del
modelo propuesto, sino simplemente apuntar su utilidad, que no se limita a una mejor
comprensión del contexto de la primera romanización. Aunque no podemos manejar estos
testimonios religiosos como pruebas de unas estructuras simbólicas inalteradas, esto no
significa que el presente planteamiento imposibilite la reconstrucción de realidades ante-
riores. De hecho, para que fueran operativos ciertos procesos de apropiación o
interpretatio
como el del Hércules, sería necesario que previamente fueran operativas determinadas
estructuras sociales en el horizonte prerromano. En consonancia con los últimos estudios
sobre la sociedad meridional castreña del Hierro Final (González García, 2009; González
Ruibal, 2012; Parcero Oubiña y Criado Boado, 2012), el uso que se hace de Hércules nos
informaba de la operatividad de una ideología guerrera y de un
ethos
agonístico que ins-
tauraba unas identidades androcéntricas basadas en la
virtus
guerrera (Santos Cancelas,
2014: 22-24). Igualmente, cabe apuntar la posibilidad, que es necesario examinar, de que
una serie de dedicatorias a las nuevas deidades galaicorromanas estuviera traduciendo
una resignificación de una geografía de la muerte que debería ser de origen castreño. En
definitiva, mi intención no es otra que señalar que un mejor conocimiento del contexto,
en el que se genera la mayor parte de las fuentes de las que disponemos para el conoci-
miento de la religión castreña, no puede sino redundar en una mejora de las posibilidades
de acercarnos a esta realidad.