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SERP
Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques
PYRENAE,
Número Especial 50è Aniversari
(2015)
 ISSN: 0079-8215 EISSN: 2339-9171 (p. 9-90)
una pendiente general de la sedimentación hacia el noroeste. La boca, abierta al sudeste,
está a 725 m.s.n.m. Se sitúa en la parte más alta de la Plana Pineda, en la sierra Prelitoral
Catalana.
La cueva empezó a ser citada a inicios de los años sesenta. Posteriormente, un
grupo de aficionados alteró muy significativamente la estratigrafía de la cavidad a
finales de los años setenta. Después de una primera campaña en 1983, por parte del
arqueólogo Josep Mestres, en la que participaron algunos de los futuros directores de
la excavación, un equipo del SERP inició con regularidad anual las campañas en La
Guineu desde 1988 hasta la actualidad. Tras identificar el impacto de las intervenciones
furtivas de los años sesenta y setenta durante las dos primeras campañas (1988-1989),
se concluyó que había que dar como perdidos los dos primeros metros de la sedimenta-
ción del interior de la cavidad (sector cueva). Ante esta circunstancia, se emplearon las
campañas de 1989 a 1994 en reconstruir y documentar las características de las capas
superiores a partir del paquete situado ante la boca de la cueva (sector exterior), con
los niveles superficial a y superficial b, Ia y Ia(b). Una vez se hubo nivelado el sector
exterior con los niveles de la cueva, se volvió a intervenir en este último tramo (años
1995-1997). Entonces se pudo reconocer, en la base del nivel II (Neolítico), uno de
los primeros niveles de estabulación de rebaños documentados en la Península Ibérica
(Bergadà, Cebrià y Mestres, 2005).
Desde aquel momento se ha excavado con intensidad en el sector exterior, que tiene
morfología de abrigo, y en el sector ampliación (la dolina exterior). Hasta ahora, el primero
es el que ha proporcionado mayor cantidad de datos y el que se encuentra en un mejor
estado de conservación. En un espacio de unos 30 m
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se ha documentado una secuencia
que comprende desde época ibérica hasta el Neolítico final-calcolítico. En el futuro inme-
diato se podrá llegar aquí hasta los niveles del Neolítico postcardial, del Neolítico cardial y
del Epipaleolítico microlaminar (fig. 16).
Ante una estratigrafía tan compleja nos hemos marcado como objetivo principal con-
seguir una buena caracterización radiocarbónica de los diferentes niveles y fases. Hasta
el momento se dispone de dos dataciones para el Epipaleolítico microlaminar (nivel IIIa
y IIIb, entre
ca.
12.500 y 11.500 cal BP), una para el Neolítico cardial (nivel Ie, entre
ca.
5.200-5.000 cal BC), seis para el Neolítico postcardial (niveles II
fumier
e Id, entre
ca.
4.600-
4.150 cal BC), cuatro para la fase sepulcral (Ic interior e Ic exterior, entre
ca.
3.500-2.600
cal BC), una para el Bronce medio (nivel Ia(b)
ca.
1.600-1.400 cal BC) y dos para el Bronce
medio-final (
ca.
1.400-1.200 cal BC) (Oms
et al.
, e.p.). Hay que añadir a esta importante
serie cuatro dataciones más, por OSL, del pozo-sondeo E5, que comprenden buena parte
del Pleistoceno superior final (entre
ca.
33.000-14.000 BP). En estos últimos niveles las
evidencias arqueológicas son muy escasas o inexistentes y deberemos esperar al futuro
desarrollo de la excavación para valorar con más precisión su potencial.
Esta secuencia convierte la Cova de la Guineu en una serie estratigráfica de referen-
cia para reconstruir las características paleoambientales y la evolución cultural desde el
Holoceno inicial en el nordeste de la Península Ibérica (Morales
et al
., 2013).